Dos mujeres acusadas de vender drogas al menudeo en el barrio Godoy fueron imputadas este miércoles y quedaron en prisión preventiva por ese delito de reciente jurisdicción provincial. Según la investigación del fiscal Lisandro Ríos Artacho, ambas integraban una organización involucrada en balaceras y al menos un homicidio en la periferia del oeste rosarino. Una de esas muertes fue la de un primo del cabecilla de Los Monos, Ariel “Guille” Cantero, ejecutado por un adolescente de 16 años.

Tras escuchar los cargos y evidencias, la jueza Eleonora Verón ordenó prisión preventiva por 30 días para Estela Carrizo (60) y su hija Brenda Andino (28), imputadas por tenencia de estupefacientes con fines de comercialización, agravada por haber sido cometida por tres o más personas organizadas, en calidad de coautoras.

Ambas fueron detenidas el 24 de abril durante un allanamiento realizado por la Policía Federal en un domicilio de Luis Ouvrard (ex 1735) al 7800, donde se secuestró una pequeña cantidad de cocaína. Aunque podría considerarse consumo personal, los investigadores ya habían documentado maniobras de narcomenudeo y reportes de violencia territorial desde al menos enero pasado.

El peritaje de celulares incautados previamente reveló conversaciones y transferencias a nombre de Brenda, cuyo alias remite al legendario narcotraficante Amado Carrillo Fuentes, el Rey de los Cielos.

Un informe de la Policía Federal fechado el 3 de abril señalaba que la venta de drogas a cielo abierto en 27 de Febrero y colectora José María Rosa seguía activa, pese a que la banda había sufrido un traspié a mediados de marzo con la detención de varios integrantes.

Según la investigación, esta gavilla que operaba un búnker en Ouvrard al 7800 estuvo vinculada a una serie de balaceras y homicidios en la zona de Godoy, en el marco de un conflicto territorial con bandas rivales.

Parte de esa organización fue desarticulada el 10 de marzo, tras el crimen de Esteban Gustavo Fernández (47), primo hermano del líder de Los Monos. Fernández, quien acumulaba una abultada deuda por consumo, fue asesinado de ocho disparos frente a su madre, en Campodónico y Uriarte. El crimen coronó un asedio iniciado en diciembre, con ataques a tiros que dejaron al menos dos heridos y varios domicilios dañados.

Tras el homicidio, familiares de la víctima aportaron datos y personal policial irrumpió esa misma noche en el búnker de Ouvrard al 7800, donde detuvieron a Francisco Quintana (20), Eugenio Fakerman (23), Rodrigo Belizán (23), Nahuel Andino (25) y Melina Andino (19). En ese operativo se incautaron 490 dosis de cocaína, equivalentes a 135 gramos. La mayoría de los detenidos, señalados como transas y soldaditos, quedaron en prisión preventiva por un plazo no mayor a dos meses.

La situación de Belizán resultó más grave. De acuerdo con el fiscal Ríos Artacho, fue quien le entregó la pistola calibre 9 milímetros al tirador adolescente para ejecutar a Fernández. Ese joven –identificado como T.E.V.– sería hijo biológico de Claudio “Morocho” Mansilla, un peso pesado de la venta de drogas y la violencia en el oeste rosarino, quien ya fue condenado a prisión perpetua por narcotráfico y homicidio y actualmente está alojado en el penal federal de Ezeiza.

El hijo del Morocho permanece detenido en el ex Irar, imputado como coautor del asesinato de Fernández. El conductor de la moto usada en el crimen aún no fue identificado.