El rector de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) Franco Bartolacci asumió este viernes como vicepresidente del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), espacio que reúne a las máximas autoridades de todas las unidades académicas de gestión pública del país. Tras el acto de asunción que tuvo lugar en la Universidad Nacional de San Luis, el politólogo planteó ante Rosario3 la necesidad de llevar adelante “una segunda reforma universitaria” más allá del “complejo año” en materia presupuestaria, salarial y del sistema científico.
Bartolacci fue electo junto a su colega de La Pampa, Oscar Alpa, quien será el presidente por el presente año para luego dejar su lugar al rector rosarino, según la modalidad de conducción que tiene el CIN. Las autoridades universitarias elaboraron un documento donde describieron la “crisis profunda” que atraviesa el sistema ante la falta de adecuación del presupuesto, el “desfasaje” de los salarios docentes y no docentes con la inflación, y la paralización de las obras financiadas en parte por Nación, entre otros.
Desde tierra puntana y antes de regresar a la ciudad, el ex decano de la facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, tuvo un mano a mano con este medio.

–¿Qué significa que el rector de la UNR llegue a conducir el CIN?
–Es ocupar una de las responsabilidades más importantes e implica lisa y llanamente conducir el sistema universitario público argentino. Que estén La Pampa y Rosario en la conducción pone en evidencia el sentido federal del sistema. Es un honor y un reconocimiento –no en términos personales– en nombre de la comunidad rosarina, en un doble sentido: el rol que ocupó la UNR a nivel país en los debates en torno a la universidad pública el año pasado y el reconocimiento por sus políticas institucionales que son una referencia. Además, es la primera vez que coinciden la presidencia de la Federación Universitaria Argentina y el CIN en manos de autoridades de Rosario; tampoco es un dato menor. Significa también mucha responsabilidad en uno de los momentos más relevantes de la historia del sistema universitario.
–¿Es una forma de redoblar la apuesta y un desafío al futuro?
–Es un poco y un poco. Hay que estar dispuesto a dar los debates en términos de reformas del sistema universitario y poner en juego la propia trayectoria personal. Se trata de custodiar, para los actuales y sobre todo para las próximas generaciones, el poder acceder al derecho de estudiar.
–¿Cuál es la agenda común para desarrollar con el resto de las universidades?
–Son dos registros de trabajo, complementarios y urgentes en la misma medida. Una es la situación actual, crítica, grave y que se requiera de gestión para revertirla. Aunque ahora se hable menos, es más compleja aún que la del año pasado en cuanto a lo presupuestario, lo salarial y el sistema científico. Vamos a insistir con ley de financiamiento universitario. Llevaremos al Congreso la misma ley re-trabajada para preservar el presupuesto educativo, universitario y científico, de las autoridades ejecutivas más allá de quien gobierne. Hoy funcionamos con un presupuesto que perdió el 30 por ciento con respecto al año pasado y viene reconducido desde hace dos años. No es una buena noticia, estamos con lo mínimo e indispensable. La situación salarial es dramática, hay un desfasaje entre la inflación y los aumentos salariales es de más del 70 por ciento, y la mitad de los sueldos están por debajo de la línea de la pobreza. Y el panorama del sector científico es mucho más crítica, lo que se deja de invertir en la actividad no se recupera en un acto administrativo sino que lleva décadas lograrlo.
–¿Qué año se presenta frente a la falta de acuerdo en materia de paritarias para con el personal docente y no docente?
–Es un año muy complejo, se trata de una situación insostenible e insólita tanto para docentes y no docentes. Es un desfasaje fenomenal y sobretodo es menos admisible el destrato a los trabajadores de la educación superior. Vamos a acompañar desde el CIN para poder revertirlo pero la perspectiva es de un año complejo. Hay que seguir el camino del 2024 donde todo el sistema universitario tuvo inteligencia y unidad para atravesar el año. No tengo duda que al sistema lo sostuvo el abrazo solidario y el reconocimiento por parte de la sociedad. Debemos conservar esa legitimidad.
–¿Cuánto afecta la paralización de las obras en las universidades?
–Hay casi 90 obras detenidas en todo el país que están financiadas por la Cooperación Andina de Fomento y la Nación en el marco del Programa de Infraestructura Universitaria. Este desfinanciamiento y paralización de obras tendrá mayor impacto en el futuro ya que venimos con 10 y 15 años de inversión sostenida. La interrupción de ese camino lo primero que resiente es el mantenimiento y equipamiento ya que no se puede hacer magia, los problemas se empiezan a ser más frecuentes y más graves, como ocurre en una casa. Encima con muchos edificios repartidos en diferentes lugares y muchos de ellos con valor histórico, cuando no se invierte dentro de unos años vamos a tener problemas cada vez más serios.
–¿Ahora todo queda en lo coyuntural?
–Al mismo tiempo, con igual énfasis, hay que provocar una segunda reforma universitaria para enfrentar nuevos desafíos. Es que la universidad no puede seguir haciendo lo mismo que antes. Ojalá tuviéramos una convocatoria para debatir una política de educación superior. Hoy no hay plan, no hay idea, no hay un horizonte. Somos conscientes que para que la universidad no pierda trascendencia debe provocar cambios profundos a su interior. En lo administrativo, modernizándose. En lo académico, sobretodo revisando carreras, planes de estudio, modos de enseñar. En la UNR lo estamos dando de manera muy fuerte y hay que seguir consolidándolo en todo el sistema universitario público.
Comunicado Plenario 4-4 by Rosario3
Motosierra, auditorías y controles
–¿Este contexto de recortes y ajustes de gastos obliga a aplicar la motosierra dentro de cada universidad?
–Venimos haciendo antes de Milei una adecuación de los presupuestos. Desde que asumí reduje a la mitad los cargos de gestión, sólo se crearon nuevos cargos docentes producto de las nuevas carreras. Esto permite sostenernos aún en situaciones presupuestarias precarias mediante una administración responsable y razonable. Nadie nos va a venir a decir cómo hacerlo. Como tampoco nos oponemos a ningún control de los recursos. Se pretende distorsionar para no atender los problemas de fondo y desviar el eje de atención generando un manto de sospecha y que fomente el desfinanciamiento y desprestigie a la universidad.
–¿Hubo controles o se auditaron los recursos de la UNR?
–En los últimos cinco años hicimos 98 informes de autoría interna que presentamos ante la Sindicatura General de la (Sigen) que depende de Presidencia y todos fueron aprobados.
–Pero, ¿vinieron y auditaron después de tanto lío que se armó el año pasado?
–No. Debe haber pocos entes públicos auditados como la universidad y si quieren poner más controles que los pongan. Dentro de esos controles que por ley cumplimos rigurosamente están el listado completo del personal ante el Ministerio de Educación, cada seis meses presentamos el balance ante la Auditoria Contable de la Nación y tenemos el sistema de auditoría interna que elevamos a la Sigen. Y después está el control de la Auditoría General de la Nación para un grupo de universidades, pero resulta que está en riesgo su conformación y eso es responsabilidad del oficialismo. Hay auditorías, controles y si hay que poner más no hay problema.
Aumento de matrícula y extranjeros
–La UNR tuvo un aumento importante de la cantidad de ingresantes y tengo entendido que otras universidades también aumentaron considerablemente sus matrículas. ¿A qué factores obedece?
–Hay varios factores que atraviesan a todo el sistema. Una es la revalorización de la universidad pública porque estuvo en el centro de la escena y ojalá podamos discutir otras cuestiones. También se nota una migración del sistema privado al público por una cuestión económica de gente que no puede costearlo. En el caso de nuestra universidad, el mayor crecimiento obedece a las nuevas carreras. El salto más grande fue del 2023 al 2025, pasamos de 21 mil a 31 mil y el 80 por ciento se explica por la aparición de nuevas propuestas educativas.
–¿Otro factor no es también la llegada de estudiantes extranjeros?
–La matrícula de estudiantes extranjeros se mantuvo igual y son el 5 por ciento de la actual.
–¿No se prevé discutir en el CIN la incursión de los estudiantes extranjeros y la posibilidad de arancelar sus estudios?
–Hoy el sistema universitario aplica lo que dice la ley. Estamos dispuestos a discutirlo si hay una propuesta más que una declaración o una afirmación. Hubo tres anuncios y no pasó nada. Hay que discutir las leyes de Migraciones y de Educación Superior que establecen los parámetros que nos movemos en ese sentido. La primera le asiste a los extranjeros el mismo derecho que a los argentinos, entre ellos el de la educación, incluso hay tratados con el Mercosur con rango especifico. La de Educación Superior establece que no se puede cobrar tasa, gravamen o arancel alguno. Aun cuando alguien quisiera cobrarle a los extranjeros no podría hacer