Los malos pasos dados hace ya más de media década atrás por un puñado de operadores bursátiles derivó en su momento en la sanción de una normativa general que aún hoy sigue vigente afectando a todo un mercado estratégico para la economía argentina como es el comercio de granos. ¿De qué estamos hablando? De los sobre-costos que debe afrontar el corretaje de granos si quiere operar también negocios bursátiles. Y, aprovechando los vientos de desburocratización que corren en el gobierno nacional, los corredores de cereales redoblan los esfuerzos para sacarle esa pesada carga al mercado.
“La asimetría en contra de nuestro sector es muy fuerte. Por ejemplo, el patrimonio neto que se nos exige por ser corredores de granos y además querer operar en mercados de futuros es casi tres veces superior al que se le pide a un agente financiero”, comparó el presidente del Centro de Corredores de Cereales de Buenos Aires, Marcos Hermansson, en diálogo con Rosario3.
“Es necesario reducir trabas innecesarias para fortalecer el desarrollo de los mercados agroindustriales”, agregó.
Reformas de fondo
Con la reforma del sistema bursátil sancionada en el segundo gobierno de Cristina Fernández se eliminaron las viejas categorías de operadores bursátiles (como la de Sociedad de Bolsa) y se crearon nuevas, como la de “Agente de Negociación” (AN), que puede operar pero no manejar el dinero de sus clientes, y la de “Agente de Liquidación y Compensación (Alyc)”, que además de negociar sí puede liquidar y compensar las operaciones de sus clientes, debiendo -por ese manejo del dinero- cumplir con más requisitos y exigencias patrimoniales.
A su vez, dentro de la categoría de las Alycs se habilitó la inscripción de las “Propias”, que solo podían atender sus negocios, y de las “Integrales”, que podían prestar servicios de liquidación y compensación a las AN, debiendo por eso cumplir con aún más requisitos patrimoniales y normativos.
En rigor, la reforma bursátil fue mucho más que un cambio de categorías. En busca de un crecimiento del mercado de capitales (y en línea con las recetas globales, toda una rareza en los tiempos K), se dispuso la desmutualización de los mercados regulados, eliminando la obligatoriedad de ser accionista para operar en Bolsa y permitiendo así el ingreso de nuevos jugadores.
También provocó otro gran cambio: una misma agencia podía operar en el mercado regulado de títulos de valor de contado (como en la actualidad son el Byma y MAV) y en el mercado regulado de futuros y derivados (como eran Matba y Rofex) cuando antes estaban las agencias de Bolsa y las corredoras de futuros, cada uno atendiendo su propio juego.
Esa integración (que no fue total porque Byma incumplió la exigencia de la interconexión con otros mercados, que disponía la ley) fue bien recibida porque amplió los horizontes y las alternativas de negocios, facilitando las operaciones de arbitraje entre entre productos de contado y de futuro y de valores y de granos.
El mercado de granos quedó entonces integrado por corredores tradicionales -que solo operaban en el mercado de contado (spot) institucional (reglamentos, cámara arbitrales, etc.) pero no regulado por CNV-, corredores que además eran AN -pudiendo operar también futuros agropecuarios en mercados regulados liquidando en una Alyc Integral- y otros que además se anotaron como Alyc (Propia o Integral), pudiendo adicionalmente operar futuros financieros (como el dólar) títulos de valor de contado (acciones, caución, cheques)
Si bien es cierto que hubo ceño fruncido en algunos corredores tradicionales por los riesgos de algunas de formas de integrar la operación tradicional de los cereales con el de los futuros financieros (con dinámicas muy distintas), los cambios al sistema permitieron que muchos corredores crecieran fuerte ampliando su gama de servicios a los clientes (acopios, productores, cooperativas).
Fue así que los más conservadores aprovecharon para ofrecerle al productor, además de los servicios tradicionales de asesoramiento, comercialización (spot y futuros) y logística, alternativas de financiamiento bursátil (cheques) y opciones de inversión del ingreso de la cosecha (compra de acciones, bonos, etc.).
Y los operadores más arriesgados fueron por más: vía estrategias de arbitrajes entre contratos de granos (spot y futuros) con contratos de tasas y dólar futuro, obtenían una renta que les permitía ofrecer, desde sus acopios, un precio de compra de sus granos mayor al del mercado, aspirando así muchos productores a sus competidores y ganando rápidamente en escala y estructura.
Mucho se habló en su momento del impacto de ese “anabólico financiero” que se le inyectó al precio de la soja, cuyo precio dejó de estar basado en la oferta, la demanda y el volumen, y los riesgos de que se transen en el mercado físico precios inflados financieramente y alejados de la economía real.
Defaults y regulaciones
El 2019 fue un año muy difícil para la economía argentina, con la escalada del dólar y el default del gobierno de Mauricio Macri, que dejaron muy expuestas a las cerealeras con deudas en dólares (como granos recibidos pero no pagados) y pesos en las manos (porque estaban haciendo negocios con tasa de interés).
Fue así que se sucedieron los millonarios (y algunos hasta escandalosos) defaults de los acopios Sebastián Grimaldi SA y Cereales del Sur (que venían creciendo a pasos agigantados), la agroexportadora y aceitera líder Vicentín y dos corredoras de granos y Alycs top ten nacionales como eran BLD y Guardati Torti.
Como respuesta, el gobierno de Alberto Fernández armó en 2022 una nueva subcategoría llamada Agente de Liquidación y Compensación Integral Agroindustrial (Alyc Agro), en la que se debieron anotar los agentes que, además de la actividad bursátil, desarrollaban -de manera simultánea y específica- actividades de corretaje de granos.
De esa forma, cualquier empresa de corretaje tradicional que quisiera realizar operaciones de cobertura en futuros agrarios se tuvo que anotar en esa nueva subcategoría. El tema es que operar futuros (no así acciones o bonos) es fundamental para el desarrollo de la actividad del corretaje, por lo que la mayoría de las empresas medianas y grandes tuvieron que anotarse como Alyc Agro.
“El hecho de tratarse de agentes que combinan actividades reguladas con otras no reguladas -si bien complementarias en el negocio agropecuario- exige instrumentar acciones regulatorias que permitan proteger de mejor manera a los inversores del mercado de capitales ante la combinación e incremento de riesgos que supone el accionar de estos agentes”, dijo CNV al anunciar la medida.
Las Alyc Agro tuvieron, entonces, que cumplir requisitos específicos respecto del tratamiento de los fondos líquidos de clientes y su inversión, de la segregación de activos -valores y fondos- de terceros y de patrimonio neto mínimo y contrapartida líquida y de régimen informativo periódico con los clientes y designando responsable de cumplimiento regulatorio y control interno.
“Las medidas tienen por objeto proteger y velar por los intereses del público inversor”, argumentó la CNV. Y con un gobierno impulsor de políticas de intervención estatal en el mercado (tipos de cambio diferencia, por ejemplo) y la mala prensa de los defaults, el sector no tuvo mucho músculo para patalear.
En la actualidad, hay 20 “Alycs Agro” registradas en el mercado A3.
Nuevos tiempos
“El problema es que los costos que nos sumó el gobierno anterior fueron desproporcionados. Se convirtieron en un castigo al corretaje”, comenta Hermansson a Rosario3.
“Al Alyc Integral, como estábamos anotados antes del cambio, se le exige un patrimonio de 470 mil UVAS, mientras que al Alyc Agro se le exige un patrimonio de 1.175.000 UVAS. Además, debemos tener un 40% de ese patrimonio líquido. También nos piden auditorías trimestrales y un oficial de cumplimiento permanente. Todo esto elimina capacidad al agente”, enumeró el dirigente.
Y aprovechando el nuevo rumbo económico que implementó el presidente Javier Milei, los corredores de granos piden al gobierno nacional que les equipare las exigencias patrimoniales y administrativas a la de los agentes financieros.
“Pedimos es la eliminación de la figura y que de esa forma podamos volver a ser Alycs Integrales, o que, al menos, se eliminen las asimetrías”, resaltó Hermansson confiado en la buena recepción de un gobierno propenso a simplificar y flexibilizar requisitos burocráticos.
“Es un problemática que venimos gestionando, junto con el Centro de Corredores de Rosario y con el apoyo del mercado A3, en la Comisión Nacional de Valores (CNV)y el Ministerio de Economía", contó.
Precisamente, el presidente de la CNV, Roberto Silva, estuvo el jueves en la Bolsa de Rosario para el Meetup de la Cámara Argentina de Fintech y al ser consultado sobre el tema por este medio, respondió que "recibimos la documentación con la inquietud de los corredores y se la está estudiando".
Y en tren de instalar el tema los corredores siguen recorriendo pasillos del gobierno. "Ahora le trasladamos la prpopuesta también al área de Desregulación aprovechando que el gobierno está interesado en simplificar procesos y quitar trabas que complican la fluidez y el desarrollo de mercados libres y transparentes, como es el de granos”, dijo Hermansson.
Precisamente, Hermansson, junto con el presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Ricardo Marra, le llevaron esta semana al Subsecretario de Simplificación y Desregulación, Héctor María Huici, el pedido de revisión del tratamiento normativo diferencial que tiene el corretaje.

“La propuesta fue bien recibida por Huici y confíamos en que un gobierno pro mercado y que busca simplificar procesos y eliminar burocracia atenderá nuestra situación”, señaló el presidente del Centro de Corredores porteño.
La lupa
Si bien el corretaje quiere dar vuelta de página, culpar a la integración entre el comercio de granos tradicional y mercados financiero regulado (de valores, de contado y de futuro) por los defaults amerita un análisis más detallado.
Por ejemplo, Sebastián Grimaldi SRL y Cereales del Sur cayeron por sus malos negocios en acopio y sus operaciones financieras extra bursátiles sin tener algo que ver sus operaciones con mercados regulados (el primero ni era Alyc). Y, por su parte, Vicentín era una exportadora de granos, no una intermediaria.
En el caso de BLD y Guardati Torti, que sí solían aplicarle “anabólicos financieros” a los precios de los granos que pagaban sus acopios, la integración entre ambos mundos (granos y valores) estuvo en la génesis de sus caídas y le sumó riesgos a sus clientes.
Pero mientras que BLD encapsuló su default en sus clientes agro, el gran daño al mercado lo hizo Guardati Torti, que le manoteó los saldos a las cuentas de sus clientes bursátiles (acciones, bonos) para intentar frenar la caída de su acopio, un delito penal que le valió a sus dueños pasar varios días tras las rejas, gracias al accionar de un puñado de jóvenes abogados rosarinos que representaron a los comitentes estafados y decidieron investigar hasta el final.
¿Se justifica por uno o dos casos la vigencia de una reglamentación tan costosa para todo un sector que además complica que haya más volumen de operaciones tomando coberturas de precio en los mercados de futuro?
Incluso, el debate podría ir por otro rumbo: siendo el negocio del acopio el que siempre estuvo en el centro de los problemas, ¿no debería haber ido la regulación más por ese lado que por el operador bursátil?
Es más, en algún momento se debatió si a ese sector no está alcanzado por la definición de "banca en la sombra", también conocida como sistema bancario paralelo, se refiere a intermediarios financieros que realizan actividades similares a las de los bancos tradicionales, pero que no están sujetos a la misma regulación ni supervisión. Y los acopios mueven mercadería y dinero sin regulación del BCRA o CNV.
Nueva oportunidad
Los defaults le imprimieron un sesgo bastante más conservador a las estrategias de arbitrajes de los operadores con base cerealera.
Pero en paralelo la integración entre el mercado de granos y el de valores empezó a buscar otro cauce más vinculado a la generación de alternativas de financiamiento para la producción agropecuaria.
Por ejemplo, el flamante “Pagaré Bursátil a la Vista” que lanzó el Mercado Argentino de Valores (MAV), que a diferencia de lo tradicionales emitidos a tasa fija y plazo cierto, su capital se ajusta por variables económicas reales (como el precio de la soja) y el vencimiento “a cierto tiempo vista”, es decir, sin un plazo determinado desde la fecha de emisión, permitiendo así que las empresas puedan acceder a financiamiento flexible y alineado con sus flujos de ingresos reales, reduciendo la exposición al riesgo de aumentos del tipo de interés
Precisamente, este viernes el MAV realizó una presentación conjunta con el Centro de Corredores de Cereales de Rosario en el recinto de la Bolsa de Comercio de Rosario de este nuevo producto, en el formato en el que está vinculado al precio de la soja. Instrumento que los corredores ven como una herramienta más de servicio para ofrecer a sus clientes.
"Se trabajará en la difusión y en la importancia para los asociados del Pagaré Bursátil a la Vista porque constituye un servicio más que pueden brindar a sus clientes", dijo el presidente del Centro de Corredores rosarino, Carlos Reynares.
Y cada vez siguen apareciendo más productos. Por ejemplo, por separado las Bolsa de Comercio de Rosario y la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, están explorando el desarrollo de productos que le permitan a las agropecuarias poder usar las siembras como garantía para el financiamiento de sus operaciones.
Por ejemplo, el de la Bolsa porteña fue bautizado “Prenda de Cultivo” y se inspira en el éxito de la “Cédula de Producto Rural” en Brasil, un instrumento similar que permitió liberar más de 60 billones de dólares en financiamiento al agro brasileño. En ese sentido, Marra aprovechó la reunión con el subsecretario de Desregulación para pedirle cambios normativos que permitan su implementación plena y para plantearle propuestas específicas para facilitar su operatoria.
En concreto, pidió la Modificación o ampliación de la Ley de Prenda con Registro (Ley 15.348), que vigente desde 1956, no contempla de forma expresa los cultivos en pie o en desarrollo como objetos prendables, lo cual genera inseguridad jurídica. Y por eso se necesitaría una reforma que reconozca de manera expresa la posibilidad de constituir prendas sobre bienes futuros o en formación (como lo son los cultivos). Además, recomendó incorporar en la norma una figura similar a la “garantía mobiliaria” moderna, más flexible y dinámica, como la usada en México, Colombia o Brasil.
La Bolsa de Buenos Aires también pidió la creación o adecuación de un Registro Nacional Electrónico de Garantías Agrarias, que permitiría que la prenda debe poder registrarse de forma ágil, segura y pública, ya que el actual Registro de Prendas con Registro es poco accesible, lento y no interoperable.
La integración entre los mercados de valores y de granos vuelve a acelerar el tranco y ahora en un contexto administrativo con el Estado nacional mucho más favorable.