Carlos Díaz, condenado por el secuestro y asesinato del Axel Blumberg en 2004, recupera la libertad, luego de 21 años tras las rejas. Así lo dictaminó el juez del Tribunal Oral en lo Federal N° 2 de San Martín, Walter Venditti. Díaz, que tenía 17 años al momento de participar del asesinato del joven estudiante de ingeniería, ya cumplió con la totalidad de su condena.

El condenado había sido detenido el 10 de abril de 2004, a menos de un mes del crimen del joven que tenía en ese momento 23 años y que conmocionó a toda la sociedad.

En octubre de 2006 el TOF N°2 de San Martín condenó a Díaz junto a los otros miembros de la banda. Como era menor de edad, al momento del crimen, a Díaz no se le aplicó la pena de prisión perpetua como sí recibieron algunos de sus secuaces.

Además de Díaz, otras siete personas fueron condenadas ese día por su participación en el secuestro y asesinato. El resto de la banda estaba integrada por José, hermano de Carlos Díaz; Martín “El Oso” Peralta, Sergio Miño, Mauro Maidana, Andrea Mercado, Vanesa Maldonado y Analía Flores. Según determinó la justicia, la banda secuestraba a sus víctimas para exigir rescates.

Axel Blumberg fue secuestrado el 17 de marzo de 2004, en la calle Dorrego al 1500, en la localidad de Martínez, partido de San Isidro. Ese día, el hijo del empresario textil, Juan Carlos Blumberg, salió de su casa en el Renault Clio de su madre para pasar a buscar a su novia, Estefanía Garay, e ir al cine.

A las 22.30, estacionó, trabó el volante del auto y se bajó, pero nunca llegó a tocar el timbre de la casa de la chica. Apenas puso los pies sobre la vereda, lo redujeron y lo subieron a otro auto, en el que lo venían siguiendo.

A Axel lo llevaron a una casa precaria ubicada en Goya y Canadá del barrio Santa Paula, en Moreno, que la banda utilizaba como aguantadero, donde lo encerraron, atado y con los ojos vendados, en una habitación con un colchón y un balde para que hiciera sus necesidades.

Durante el cautiverio, que duró seis días, los captores exigieron un rescate de 50 mil pesos, que por entonces equivalían a unos 17 mil dólares. Mientras tanto, Blumberg padre negociaba y sostenía que no podía reunir esa cifra.

Las negociaciones se prolongaron cinco días, durante los cuales, la banda cometió y resolvió rápidamente otros dos secuestros.

Además de negociar el monto del rescate, Juan Carlos Blumberg avisó a la Policía, que dispuso un discreto patrullaje en la zona circundante al lugar fijado para la entrega del dinero.

En sus declaraciones, los delincuentes luego dirían que en un primer momento decidieron liberar a Axel. El joven no les conocía las caras ni sabía donde lo tenían secuestrado, de modo que una vez que se lo sacaran de encima, no podría darle a la policía información que llevara hasta ellos.

Según la reconstrucción, alrededor de la 1.30 de la mañana del martes 23 de marzo, dos de los delincuentes entraron a la habitación donde tenían al joven atado y vendado y le dijeron: “Preparate”. “Me van a matar”, les preguntó Axel. “No boludo, te vamos a soltar”, le respondió uno de los captores.

Lo desataron, pero no le quitaron la venda, lo llevaron tomado de los brazos hasta donde estaba el Fiat Uno y lo metieron en el baúl. Antes, le metieron el DNI en uno de los bolsillos del pantalón.

Según la reconstrucción, se quedaron fumando marihuana mientras Axel seguía encerrado en el baúl. Nunca creyó que lo liberarían y por eso se quitó la venda, pudo salir del auto y comenzó a correr por ese barrio desconocido.

Saltó alambrados, golpeó la ventana de una casa y pidió auxilio, pero nadie le respondió. Escuchó también un grito: “¡Se escapa el gato, se escapa el gato!”. Era Carlos Díaz, que lo vio pasar corriendo. Axel siguió escapando, a la vez que gritaba: “¡Socorro! ¡Auxilio! ¡Ayúdenme!”.

Un hombre denunció que algo raro estaba pasando en el Barrio Santa Paula, pero cuando le pidieron que se identificara, colgó sin dar más información.

El “Oso” Peralta se subió al Fiat Uno y salió disparado con el auto para interceptarlo. Se había alejado poco más de cien metros de la casa, cuando tres delincuentes se le tiraron encima en la esquina de Einstein y Canadá. Lo golpearon con los puños y Díaz le dio un culatazo con su pistola en la cabeza.

Que Axel -quien ya no tenía la venda puesta – los hubiera visto los hizo cambiar inmediatamente de idea de liberarlo. No podían dejar que los identificara. Lo llevaron hasta un descampado de Santa Teresa de Jesús y Álvarez de Arenales, en La Reja y lo mataron de un disparo en la sien.

El tribunal determinó que José Díaz fue quien ejecutó el crimen, por lo que tanto él como Peralta recibieron la pena de reclusión perpetua.