La posibilidad de que Unidos siga gobernando Rosario en 2027 quedó en entredicho tras la elección del domingo pasado después que el candidato de La Libertad Avanza fuera el más votado y la alianza que encabeza Juan Monteverde –que fue segundo individualmente– fuera la interna que más votos cosechó. Las elecciones generales de concejales de junio podrían morigerar la derrota del oficialismo o profundizarla, aunque el escenario de tercios difícilmente se revierta, lo que augura una intensa disputa de acá a 2027 por el control de la ciudad. La foto de hoy indica que tanto libertarios como la alianza Ciudad Futura-peronismo están muy competitivos y con chances de conquistar uno de los centros de poder político de la provincia. El resultado del domingo encendió las alarmas en el gobierno provincial y en Unidos, que se apresta a defender con uñas y dientes la ciudad, primero porque es un bastión estratégico de su proyecto de poder, y segundo porque pasaría ser el faro articulador de un proyecto de oposición.
Rosario en tres
La elección explicitó que las preferencias de los rosarinos se reparten entre tres fuerzas políticas principales. Dos aspiracionales, como la alianza entre Ciudad Futura y el peronismo (Más para Santa Fe), y La Libertad Avanza. Y el oficialismo, que quedó relegado al tercer lugar en la elección de concejales y perdió la banca de constituyente por el departamento.
El próximo 29 de junio, cuando se elijan los nuevos concejales, terminará de configurarse la película completa que comenzó a rodarse el domingo pasado. La principal incógnita es si hay redistribución de votos y en qué medida. Los candidatos pujan por retener los votos de sus internas e identificar los nichos donde crecer, por ejemplo induciendo al voto útil o el del “mal menor”. En ese sentido, la primera misión de Carolina Labayrú y Juan Monteverde es retener los votos de sus adversarios internos, es decir que quienes votaron por las listas que perdieron no fuguen a LLA o a otra lista de extracción peronista. Aleart, que no tuvo interna, buscará atraer a más votantes.
Hay que tener en cuenta que nunca hubo tantos electores que no sufragaron en las primarias, y si fueran en las generales se convierten en una variable determinante, ya sea para profundizar el podio del domingo pasado o modificarlo.
De cara a 2027, resulte como resulte la elección de junio, el escenario ya está plantado: la polarización entre Javkin y Monteverde de 2023 dio paso a un escenario de tercios en el que Monteverde, Aleart y Unidos pelearán por el Palacio de los Leones.
El oficialismo tiene más de un problema: es el tercio más menguado, perdió capital electoral a manos de La Libertad Avanza, no ganó una sola seccional (19 Monteverde y 3 LLA) y, a diferencia de Monteverde y Aleart que ya están en carrera, tiene que encontrar el candidato para suceder a Javkin.
Las cartas de la Intendencia quedaron marcadas por la derrota de Ciro Seisas. La diferencia de cinco puntos que le sacó Aleart no es irremontable pero sí difícil. El propio Javkin podría dar fe de su experiencia de 2017, cuando en la elección de medio término que se esperaba que lo posicione como sucesor de Mónica Fein terminó tercero y a 20 puntos de Roy López Molina. Aun así, en 2019 se convirtió en intendente y el candidato del PRO que había sido la revelación de aquella elección fue el tercero.
Alerta en la Casa Gris
El resultado electoral prendió todas las alarmas en el gobierno provincial. La ciudad es objetivo estratégico para el proyecto de poder de Unidos, por lo que habrá un involucramiento mayor de lo que fue hasta ahora, tanto en la elección general de junio como en el camino para llegar a 2027.
Con respecto a junio, en la Casa Gris adelantan que el gobernador Pullaro hará lo necesario para que la lista con Carolina Labayrú a la cabeza consiga el mejor resultado posible, a pesar de que la lista de Unidos quedó muy por debajo del tercio.
Con respecto al camino para llegar a 2027, el mayor riesgo es el vacío que se genera para los gobiernos que pierden la elección dos años antes de terminar mandato. En ese sentido Javkin tiene la espalda cubierta por un gobierno provincial que dará pelea por conservar Rosario.
La apuesta elemental es a la seguridad, a sostenerla en los niveles actuales como mínimo y mientras tanto que avance el plan sistémico: estaciones policiales en reemplazo de las comisarías, la red de monitoreo, reequipamiento, nuevas cárceles y ampliación de plazas penitenciarias. A fin de año empezarán a verse terminadas las obras públicas de envergadura que la provincia tiene en ejecución en la ciudad, incluidas las de los Juegos Odesur del año próximo.
Sin embargo, desde Pullaro para abajo, saben que a la par de esa montaña de recursos y proyectos, lo que Unidos necesita hace tiempo es ofrecer un proyecto de futuro y renovar expectativas. Recurrir al voto no peronista y el antikirchnerismo permite ganar una elección pero sin renovación de expectativas y futuro al día siguiente las cosas vuelven al mismo punto.
Entre los socios de Unidos, la preocupación es por el resultado local, no tanto por los números que el gobernador obtuvo en Rosario. Admiten que esperaban alrededor del 30% (sacó 26) como el resto de los principales centros urbanos donde la lista cosechó entre 29 y 31%, salvo Venado Tuerto con 47%. Sostienen que el hecho de que todos los candidatos fueran de Rosario, hizo que tuvieran mejor performance que en el resto de la provincia, lo que bajó el promedio de la lista del oficialismo. Por último esgrimen que en una elección a gobernador, donde se juegan cuestiones más concretas, el apoyo estará más cerca de los niveles de imagen positiva de Pullaro, hoy varios puntos por encima del 50%. En realidad ese es un escenario relativo, porque también en la provincia se insinuó escenario de tercios que quedará para análisis en otro momento.
¿Y si no es de tres?
Desde el domingo, los dos tercios que desafían a Unidos en Rosario tienen cara y nombre, Juan Monteverde y Juan Pedro Aleart. No es el caso del oficialismo, que deberá encontrar y diseñar un candidato o candidata a medida de los adversarios que ya están en carrera y que a la vez proyecte renovación y futuro.
Sin embargo, hay otra alternativa que hoy es improbable, pero no puede descartarse que se dé en el devenir del tiempo y las circunstancias. Una alianza entre Unidos y LLA, al estilo de la que hizo en Chaco el radical Zdero, desarmaría el escenario de tercios y la principal contradicción político-electoral de la ciudad volvería a ser no peronismo vs peronismo y sus aliados. Una remake de la elección de 2023.
“¿Por qué no? –repregunta un alto funcionario de la Casa Gris que talla en las definiciones políticas–. Hace no mucho tiempo nadie imaginaba al PRO en una alianza con el socialismo o el socialismo en una alianza con el PRO, y sin embargo acá estamos. Maxi con Gisela (Scaglia) en la vicegobernación y Clara (García) están trabajando muy bien”.
Además, conviene tener en cuenta una definición que el gobernador Pullaro remarca cada vez que se le pregunta por la cantidad y diversidad de fuerzas políticas integradas al oficialismo. “Unidos es un frente de gestión no ideológico. Todo lo que podamos meter adentro es bienvenido. Mi característica es contener a todos. Lo importante es quién conduce”.
¿Quién sería la cabeza de ese proyecto en Rosario? ¿La Libertad Avanza que hoy tiene el candidato más votado? Hay una pregunta inevitable en ese caso. ¿Está el periodista y debutante electoral Juan Pablo Aleart preparado para liderar una intendencia tan compleja como Rosario?
Hoy por hoy no hay condiciones para una alianza de esa naturaleza en Santa Fe, empezando por LLA, que debería explicar la traición a su pretendido purismo al abrazarse a una alianza de partidos a los que defenestró desde el primer día. Y a un gobierno como el de Unidos, al que cuestiona por su política tributaria, por defender la bicameralidad, buscar la reforma constitucional, entre otras críticas.
Por otra parte, la disposición del gobernador y la UCR para incorporar aliados no es la misma de todos los integrantes de Unidos. Es de esperar que en un hipotético ingreso de la LLA, otros se vayan. El socialismo, que es oposición a nivel nacional, es el candidato número uno a dar el portazo si se diera.
Hasta aquí cada socio de Unidos manejó con libertad los posicionamientos ante el gobierno de Javier MIlei sin que eso significara problemas serios para la alianza. Pero ahora será todo un desafío el armado de listas de diputados nacionales para octubre. ¿Aliados y opositores a Milei todos bajo el sello de Unidos? ¿O cada uno va por la suya?
La convocatoria a los constituyentes
Este lunes el gobernador Pullaro iniciará conversaciones con los convencionales reformadores electos para definir, entre otras cuestiones, la fecha en que se convocará la constituyente. El detalle tiene importancia: el gobierno no convocó a los sectores políticos ni los partidos, sino a los convencionales electos, entre los que el oficialismo tiene 33 de los 69. Sobre esa base de representación surgida de las urnas se definirá la organización de la convención.
La elección de interlocutores que hizo la Casa Gris afecta mayormente a las autoridades del PJ, que otra vez se quedan afuera, como ocurrió cuando se debatió la ley que declaró la necesidad de reforma. En el caso de espacios como La Libertad Avanza, Somos Vida o la lista que encabezó Alejandra Locomotora Oliveras no hay grandes diferencias entre los convencionales elegidos y la conducción de esas fuerzas.
El face to face con los convencionales claramente le conviene al gobierno, pero también tiene una base fáctica a considerar: la mitad de los votos que sacó el peronismo en la provincia son de Rosario, y son casi la misma cantidad que Monteverde sacó como candidato a concejal. Lo que quiere decir que el PJ como partido hizo un pobre aporte de poco más de 130 mil votos desde el resto de la provincia, donde Monteverde era un desconocido. Hay otro elemento gravitante, que son los cuatro convencionales que entraron por la lista que encabezó Marcelo Lewandowski, que jugó por afuera distanciado de la conducción partidaria. La Casa Gris navega plácidamente sobre las agitadas aguas justicialistas.