En uno de sus primeros gestos de sencillez y de argentinidad manifiesta luego de transformarse en el papa Francisco, Jorge Mario Bergoglio decidió renovar su DNI y pasaporte argentinos. Fue en 2014, casi un año después de haber asumido el máximo cargo de la iglesia católica, y lo hizo desde el Vaticano pero como un ciudadano más, por vías administrativas y sin privilegios.

Con esos documentos viajó por el mundo pero como una ironía del destino, este lunes falleció a los 88 años sin haber regresado nunca más a su querido país.

El por entonces Ministerio de Interior y Transporte de la Nación informó el 17 de febrero de 2014 que el pontífice tramitó ambas renovaciones para recibirlas en el domicilio que había declarado en el Vaticano.

El ex titular de la cartera, Florencio Randazzo, señaló oportunamente que el Papa, a pesar de poder contar con un pasaporte expedido por el Vaticano, eligió renovar su pasaporte y tramitar su nuevo DNI para viajar por el mundo con un documento de viaje como cualquier ciudadano argentino. "Un gesto que nos llena de orgullo", expresó el exfuncionario.

"Su Santidad se comunicó con Juan Pablo Cafiero, nuestro embajador ante el Vaticano y le informó que quería seguir viajando por el mundo con el pasaporte argentino, por lo que a través del centro digital que tenemos funcionando en Roma se inició su trámite", señaló Randazzo.

"Francisco pidió expresamente no gozar de ningún privilegio por lo que tanto su Nuevo DNI y Pasaporte han seguido las vías administrativas normales", añadió.

Y agregó: "El Papa realizó un trámite como el que hacen todos los argentinos, donde se le tomó una foto digital, su huella y su firma en unos 15 minutos; y en los próximos días lo estará recibiendo en el Domus de Santa Marta en el Vaticano, donde declaró residencia".

Por aquel entonces era difícil pensar que Bergoglio gobernaría la Iglesia durante doce años sin llegar a pisar nunca más tierra argentina. Jamás él expresó una negativa a esa posibilidad y por el contrario, siempre se manifestó afín a regresar en algún momento, respondiendo a cada invitación –oficial o no– que el viaje estaba en consideración. Pero entre su siempre abultada agenda y, tal vez, el hecho de no querer quedar en medio de la grieta política argentina atentaron siempre contra la chance de su vuelta.

El papa Francisco murió este lunes, a los 88 años, en la Casa de Santa Marta, un edificio adyacente a la basílica de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano, luego de atravesar varios meses un deteriorado estado de salud.