Un tribunal condenó este viernes a un soldadito narco y a una joven prostituta por el crimen del empresario villagalvense Ricardo Capoulat, ejecutado a tiros en junio de 2022 en barrio Las Delicias con el objetivo de asegurar la impunidad del robo de su camioneta. La calificación fue la de homicidio criminis causa, y la sentencia, tal como había solicitado la Fiscalía, fue a prisión perpetua.

El fallo lo dictaron los jueces Gonzalo López Quintana, Silvia Castelli y Alejandro Negroni tras una semana de debate, en la que los propios imputados, Jeremías Vallejos (26) y Marlen Aguilera (27), no negaron haber participado, aunque intentaron despegarse de la responsabilidad en el desenlace fatal. Él afirmó: “Únicamente yo fui a hacer un robo, nunca pensé en matar a nadie”. Ella, por su parte, adujo: “... solamente estuve en el momento y en el lugar equivocado y nada más.”

Ambos fueron hallados culpables de homicidio doblemente calificado criminis causa y por concurso premeditado de dos o más personas, agravado por el uso de arma de fuego en concurso real con robo calificado por uso de arma de fuego. Y fueron absueltos del delito de portación de arma por el beneficio de la duda, es decir, existe la posibilidad de que no hayan sido quienes jalaron el gatillo.

Según la acusación, aquella noche del 3 de junio Aguilera contactó a Capoulat, un empresario panadero, y lo citó en Moreno al 6300. El hombre llegó en su Volkswagen Amarok negra y, junto a su acompañante, salieron de Rosario por la autopista a Buenos Aires. “Lo que parecía una cita o un encuentro personal era, en realidad, el inicio de un plan criminal”, se escuchó en los alegatos de la parte acusadora.

Horas después, Capoulat y Aguilera regresaron a la ciudad, y el paso de la Amarok quedó registrado por cámaras en Batlle y Ordóñez y Oroño.

En algún punto del trayecto, Vallejos y un tercer hombre no identificado subieron a la camioneta, acaso con el consentimiento del empresario, que no advirtió que estaba siendo entregado. Los sicarios desenfundaron armas y, frente a un portón de Brandoni al 1900, hicieron bajar a Capoulat y lo ejecutaron de diez balazos.

Los autores huyeron con la 4x4 y algunas pertenencias, aunque no alcanzaron a llevarse la billetera de la víctima, donde había 2900 dólares, 14 mil pesos y documentación. Las cámaras captaron parte de la fuga: tomaron Moreno, luego Oroño, Circunvalación y finalmente Mendoza hacia el oeste.

La causa tuvo un giro con un procedimiento de rutina. Vallejos fue detenido el 20 de junio, tras ser interceptado por el Comando Radioeléctrico mientras conducía la Amarok de Capoulat, asesinado 17 días antes. 

Ese operativo se inició con una información que llegó a los policías de calle: que ocupantes de Amarok negra con llantas negras –coincidente con la de Capoulat– habían intentado cometer el robo de un vehículo muñidos de una escopeta.

La escopeta incautada en la causa Capoulat.

El contenido del celular que le secuestraron permitió reconstruir su implicancia no solo en este caso, sino también en el intento de ejecución del policía Gabriel Sanabria, por el que fue acusado en abril pasado.

Por su parte, Marlen Aguilera fue detenida el 15 de agosto de 2022 en un pasillo de Moreno al 6300, en barrio La Granada.

Ese mismo día, la División Inteligencia de la ex AIC allanó una vivienda de Mateo Booz al 9000, en barrio Gráfico. En ese domicilio hallaron cinco autos robados, los papeles de la Amarok de Capoulat, armas de fuego (entre ellas, la escopeta mencionada) y notas con amenazas dirigidas a jefes de bandas criminales presos. Ese aguantadero aparecería tiempo después vinculado a otros episodios de sangre ligados al crimen organizado más rústico.

Según diversas investigaciones, Vallejos actuó como tiratiros durante el violento primer semestre de 2022, bajo las órdenes de Matías “Pino” o “Marta” César, recluso de la cárcel de Piñero cercano a Los Monos, condenado a 40 años de prisión por múltiples causas, entre ellas los atentados al Poder Judicial de 2018. 

En un video recuperado del celular de Vallejos, los investigadores hallaron un video filmado en el aguantadero de barrio Gráfico, donde se lo escucha a Vallejos pidiendo “un saludo para Marta” y se podía ver un nutrido grupo de personas armadas.

Las pesquisas también lo vincularon con un sicario llamado Sebastián Coronel, también acusado de haber disparado contra el policía Sanabria. Por esos días, ambos eran asociados a la banda de Los Picudos, un grupo de tiratiros villagalvenses compuesto por adolescentes, señalados como “mano de obra barata” dentro de la economía del delito.

El crimen de Capoulat se pergeñó unas 20 horas antes de ser cometido, indicó la Fiscalía. A la 1 de la madrugada del 3 de junio, Vallejos le dijo a un contacto agendado como Wasón: “Hay para sacar una chata”.

Horas después, Capoulat fue atraído por Marlen Aguilera, quien ejercía el trabajo sexual y lo conocía desde hacía dos años, ya que era un cliente habitual, según testigos que declararon en el juicio. El plan había sido previamente acordado con Elías Vallejos y un tal Yiyo, el tercer coautor aún no identificado.

“Capoulat fue asesinado porque era, para los acusados, un testigo incómodo: conocía a Aguilera, podía denunciarla, y su sola existencia comprometía la impunidad del resto del grupo delictivo”, dijo el fiscal Saldutti en su alegato de clausura.