Luego de meses de calma y una “tregua” durante el verano, este lunes pareció abrirse un nuevo frente de conflicto entre Aerolíneas Argentinas y la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA): se analizó un paro este miércoles, pero finalmente eso no ocurrirá y no habrá medida de fuerza en el feriado de Pascuas.
“Queremos informar que en la reunión mantenida hoy con Aerolíneas Argentinas hemos logrado destrabar varios temas pendientes. En este sentido, hemos llegado a un acuerdo en algunos puntos clave y continuaremos trabajando en otros asuntos que aún están en discusión. Por lo tanto, queda suspendida la medida de fuera prevista para el miércoles 16 de abril, reflejando así nuestra disposición al diálogo”, confirmó Apla en las redes sociales.
“La próxima semana, reanudaremos las negociaciones paritarias, teniendo en cuenta los recientes cambios económicos en el país que han impactado de manera significativa en los índices de inflación y afectan de forma directa a nuestros ingresos”, aseguró el gremio.
Los principales puntos de tensión son los salarios y cuestiones vinculadas al cumplimiento del convenio colectivo.
Este lunes por la tarde hubo una reunión entre la empresa y el gremio cuyo objetivo fue entablar conversaciones y evitar una medida de fuerza de 12 horas, prevista para este miércoles desde las 12 del mediodía, sobre todo teniendo en cuenta que, debido al paro general de la CGT, al que adhirieron la mayoría de los sindicatos aeronáuticos, la aerolínea de bandera debió cancelar 258 vuelos que afectaron a 20.000 pasajeros, con un costo estimado de 3 millones de dólares. Apla, encabezado por Pablo Biró, iba ser el único que cesaría actividades.
En este marco, desde Aerolíneas afirmaron: “Estamos trabajando para desbloquear el conflicto y evitar cualquier perjuicio para los pasajeros, manteniendo el mismo principio de uso racional de los recursos de la compañía”.
Fuentes sindicales plantean una recomposición salarial en línea con la inflación y puntos de convenio que no se están respetando, tales como tiempos de descanso, programaciones, uniformes, equipamiento electrónico, entre otros.
El convenio colectivo había tenido modificaciones a fines del año pasado a partir de un acuerdo entre los gremios y la empresa. La readeacuación incluyó el fin de “privilegios” tales como los pasajes en clase ejecutiva para los pilotos y sus familias, el replanteo del servicio de remises para que pilotos y tripulantes de cabina se trasladen entre sus casas y los aeropuertos, y viceversa, y la hora de tiempo de servicio desde que se suben a los autos que los trasladan hasta que comienzan a trabajar en forma efectiva.
El conflicto surge luego del intento fallido de sacar del directorio de la compañía a Biró, quien fue reelegido como miembro en una asamblea de accionistas para nombrar las autoridades del Programa de Propiedad Participada (PPP). El Gobierno había echado al sindicalista en octubre pasado, en medio de continuos paros en reclamo de paritarias, por considerar que “actuó en contra de los intereses de la empresa en varias ocasiones, promoviendo paros encubiertos y cuestionando la seguridad operativa de la compañía”.
La actual gestión sigue con intenciones de privatizar la aerolínea, para lo cual aseguran que hay compradores interesados pero necesitan primero una ley del Congreso, que por el momento no parecería tener votos suficientes para aprobarse.
Más allá de esto, la empresa viene presentando buenos resultados operativos y gestionando acuerdos e incrementando servicios. En 2024 logró su primer balance positivo desde la estatización de 2008. Según datos publicados por la Oficina Nacional de Presupuesto, terminó el año pasado con un saldo a favor de $156.323,9 millones. A nivel operativo (EBIT), la compañía obtuvo una ganancia de 20,7 millones de dólares.