El fiscal Alejandro Ferlazzo, a cargo de la investigación por el doble homicidio de Natalia Ocampo (47) y César Valenzuela (48) –asesinados a balazos el domingo en una vivienda de la zona oeste de Rosario–, reveló que el acusado y autor confeso, Aníbal Ramón Cabaña (61), exmarido de la mujer, tenía denuncias por violencia de género desde 2010. Además, informó que el pasado 26 de marzo el Juzgado de Familia había dictado una orden de restricción que no logró impedir el desenlace fatal.

Este miércoles, en la audiencia imputativa, Cabaña fue acusado de homicidio doblemente calificado, portación ilegítima de arma de fuego y encubrimiento, ya que la pistola utilizada tenía la numeración limada. El juez Hernán Postma dictó prisión preventiva sin plazo. Según la calificación legal que formuló la Fiscalía, la pena en expectativa es prisión perpetua.

De acuerdo con la acusación, el hecho ocurrió el domingo 6 de abril a las 13.45, cuando Cabaña se presentó en una pensión ubicada en Uruguay al 5300, donde vivía Ocampo, con quien se encontraba en proceso de separación tras 18 años de relación. Logró ingresar al lugar utilizando las llaves que le había sustraído a su ex pareja.

Aníbal Cabaña podría ser condenado a prisión perpetua.

Una vez dentro de la vivienda, se dirigió a la planta alta, donde se encontraba Valenzuela, actual pareja de la mujer. Pateó una puerta divisoria para acceder al sector de living-cocina y allí ejecutó al menos ocho disparos con una pistola Bersa calibre 9 mm. Primero le disparó a Natalia Ocampo dos veces en la cabeza y una vez en el cuerpo. Luego, tras un forcejeo, le disparó cinco veces a César Valenzuela, también en el cráneo y en el torso.

Tras cometer el doble crimen, Cabaña se retiró del lugar y ocultó el arma en la casa de una hermana que vive a pocas cuadras. Más tarde, se entregó en la Comisaría 19ª.

“La conducta fue dirigida hacia su esposa, expareja, en el marco de una relación de aproximadamente 18 años atravesada por un contexto de violencia de género”, sostuvo el fiscal Ferlazzo. Y añadió que el mismo 26 de marzo, a las 7.30 de la mañana, Cabaña había amenazado a Ocampo mediante gestos intimidantes.

El fiscal también indicó que el vínculo “estuvo signado por episodios de violencia desde sus comienzos” y que desde 2010 había denuncias en su contra por parte de la víctima. El femicidio, sostuvo, se produjo en un contexto de maltrato físico y psicológico, y también de violencia económica, ya que el agresor hostigaba a la mujer para apropiarse de bienes que consideraba suyos.