La causa por los asesinatos arbitrarios de Claudia Del Debbio y su hija Virginia Ferreyra, cometidos en el invierno de 2022 en el complejo Fonavi del Parque del Mercado, en la zona sur de Rosario, se encamina a juicio con cuatro imputados que habrían tenido distintos roles.
El jueves, la jueza Lorena Aronne aceptó las pruebas que el fiscal Patricio Saldutti presentará en un juicio inminente donde, según adelantó, pedirá prisión perpetua para los implicados. Entre ellos figura el presunto instigador, René Ungaro (38), quien supo erigirse desde prisión como uno de los dueños del delito en el complejo de viviendas y otros sectores del sur rosarino.
A las 19 del 23 de julio de 2022, Virginia, de 32 años, y su madre, Claudia, de 58, esperaban un colectivo frente a la plazoleta Rodolfo Walsh, en Isola y Maestros Santafesinos (ex 412).
En ese momento, un grupo de cinco varones llegó en un Peugeot 308; cuatro de ellos bajaron y dispararon al voleo en inmediaciones de la torre 11 y contra las personas que se encontraban en la parada de colectivos ubicada al este de la ochava, con la clara intención de causar la muerte de personas indeterminadas y ajenas a cualquier conflicto.
Claudia murió en el lugar. Virginia resultó gravemente herida y falleció dos meses después, el 24 de septiembre. También fue herido un joven –F.M.– que fue trasladado al Heca y logró sobrevivir.
Para el fiscal Saldutti, quien manejaba el auto era Fernando Cortez (47), y entre los ocupantes estaba su hijo Lautaro (22). Ambos fueron detenidos el 8 de septiembre siguiente en Sánchez de Thompson y Abanderado Grandoli, no muy lejos de la escena del crimen, tras una intervención policial motivada por el testimonio de una persona que los señaló como coautores de la balacera.
La vinculación de ambos con Ungaro no tardó en aparecer. Poco después, entró en escena Nicolás “Cara de Burro” Martínez, quien se encontraba preso por haber cometido otro crimen por encargo del “Brujo”.
El fiscal remarcó que varios testimonios que los involucran son reservados, ya que los testigos no revelaron su identidad por razones de seguridad. “También hay una serie de peritajes de celulares, conversaciones recuperadas e intervenciones telefónicas”, agregó Saldutti. Las órdenes de matar se libraron “mediando un acuerdo premeditado entre los autores, motivados por un precio o promesa remuneratoria”.
Según el fiscal, la orden de matar se dio con el fin de infundir terror entre los habitantes del Fonavi de barrio Grandoli, en otros “operadores de la delincuencia” del sur rosarino enfrentados a Ungaro y en la sociedad en general. En sus conferencias de prensa, habló de una “cadena de instigación” que se inició en el penal federal de Ezeiza –donde estaba alojado Ungaro– y continuó en la cárcel de Coronda, donde está preso “Cara de Burro” Martínez, quien “disponía las personas que estaban en la calle y cometían los hechos”. Todo, en un contexto de descontrol del Servicio Penitenciario.
Ungaro pasó parte de su vida en libertad en una de las torres de Sánchez de Thompson al 200 bis, a 300 metros de la parada donde fueron acribilladas Claudia y Virginia. Según los registros oficiales, Martínez tiene domicilio en la torre de Sánchez de Thompson al 39, donde cayó detenido en noviembre de 2021, al oeste de Abanderado Grandoli.

Por su parte, Fernando y Lautaro Cortez –señalados como parte del grupo que gatilló contra las mujeres– también son vecinos del complejo, con domicilios en las torres de Teniente General Sánchez e Isola, a escasos metros de la escena del crimen.
De ese último departamento, la policía incautó además la bicicleta que Fernando “Flaco” o “Pandemia” Cortez utilizó el 4 de septiembre para balear el frente del Distrito Sur, y un arma cuyo calibre coincidía con las vainas halladas en ese lugar. Esa causa también será llevada a juicio, con Ungaro nuevamente acusado como instigador.