El sacerdote Juan Carlos Molina, muy cercano al Papa Francisco, dijo estar muy triste por la muerte del Sumo Pontífice, lo describió como alguien que volver a poner en el centro de la Iglesia a “Jesús y los pobres”, y se mostró confiado en que quien sea designado para sucederlo continuará su obra y sus políticas reformistas. “No creo que venga la derecha fascista a la Iglesia”, sostuvo entrevistado en el programa De boca en boca, de Radio 2.
Molina recordó que conoció a Jorge Bergoglio antes de ser Papa, pero que extrañamente la relación se hizo cercana mientras más lejos estaban físicamente: Francisco en Roma y él en el Chaco.
El día que lo vio primera vez Bergoglio ya se mostró como alguien distinto. Molina recién había sido ordenado y había ido, en alpargatas y bermudas, a esperar al obispo de su diócesis a una reunión de la Conferencia Episcopal Argentina. “Pasaron casi todos los obispos y ninguno me saludó. Aparece Bergoglio y me dice: «¿Te atendieron?». Después, se acordó siempre de ese día; tenía una memoria increíble”.
La relación se hizo cercana por un interés común: los chicos y muy especialmente los adictos, temática que Molina trabaja desde hace tiempo, al punto que fue titular de la Sedronar (Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico).
“Hablábamos muy seguido y su primera pregunta era cómo estaban los chicos que viven en nuestros hogares. En su habitación, sobre una cómoda en un portarretrato, tenía una foto de él con un pibe que le decían «El Cuervo», un pibe de la calle con adicciones”, recordó.
Molina dijo que para el Papa “los pibes y los viejos eran dos ejes muy importantes” de sus preocupaciones. Y que cuando él le pedía ayuda por esas cuestiones obtenía “respuesta inmediata, no esperaba”.
“Francisco era profundamente humano y también profundamente político. Era como esos tipos que juegan al ajedrez y están adelantados siete movidas. Pero además, era profundamente religioso. No fue un revolucionario, fue un pastor de la Iglesia que volvió a poner en el centro a Jesús y los pobres. El Jesús de los pobres”, remarcó.
En cuanto al rumbo que puede tomar ahora la Iglesia, Molina dijo que tiene esperanzas de que “no venga alguien a cerrar todas las ventanas que abrió Francisco”. Esa esperanza tiene una base: el 80 por ciento de los cardenales que elegirán al sucesor fueron elegidos por el Papa argentino.
“Un cambio va a haber seguro. Porque están las improntas propias de cada uno. No es lo mismo un papa que venga de África o de Europeo. Cada uno va con su bagaje. No es lo mismo ser jesuita (como Francisco) que no serlo. Pero tengo esperanza de que va a venir alguien que va a continuar, con otra forma, quizás otros tiempos, el legado de Francisco”, insistió.
En ese sentido, aseguró que el nuevo Papa no será alguien que pretenda “romper todo”. “¿Quién va a sacar a la mujer de la Iglesia? No veo terreno y Francisco trabajó para eso. Los cardenales que nombró son de las periferias existenciales de la vida. No creo que venga la derecha fascista a la Iglesia”, enfatizó.