Todos los años sucede lo mismo. La organización de los torneos de la Liga Profesional es duramente criticada por varios motivos, fundamentalmente por la cantidad de equipos, pero a la hora de la definición, la expectativa se incrementa y los candidatos son varios.

¿Quién será campeón? ¿Central, Boca, Independiente, River, Racing, Argentinos, otro?... Todo es posible en una liga impredecible en la que la competitividad disimula casi todos los defectos que tiene la estructura, que muchas veces cruje, pero otras, como ahora, entra en un estado de excitación futbolera poco comparable.

Los espejos de la Liga Profesional son las cinco grandes ligas europeas y el Brasileirao, cuyas realidades, la mayoría de las veces, son bastante diferentes.

En Francia ya se consagró el PSG, un montón de fechas antes. En España, por supuesto, lidera Barcelona con una ventaja apreciable sobre Real Madrid. Cuando no es uno, es el otro. En Alemania, el Bayern parece retomar la hegemonía después de la “rareza” del Leverkusen el año pasado. En Italia pelean Inter y Napoli a una gran distancia del resto. Y en la Premier Liverpool será campeón tras sacarle una gran ventaja a Arsenal. El Brasileirao recién comienza.

Los espejos de la Liga Profesional son las cinco grandes ligas europeas y el Brasileirao, cuyas realidades, la mayoría de las veces, son bastante diferentes

Aquí, cualquier suposición puede acercarse a la realidad. ¿Tiene argumentos Central para ser campeón? Por supuesto que sí. ¿Y el resto? También. Todos tienen atributos que les permiten candidatearse en un torneo que tiene sus vaivenes, pero a la hora de la definición es excitante.

Quizás los primeros de cada zona, que arrancan con ventaja de localía hasta las semifinales incluidas tengan un plus, pero nada más que eso. Central no era favorito, entró por la ventana en 2023 y fue campeón. La diferencia por entonces fue que no se jugaba fase de octavos de final y todos los partidos se disputaron en cancha neutral. Pero fue una sorpresa.

Los candidatos eran Racing y River, a los que Central eliminó.

Boca-Instituto, Argentinos Lanús, Huracán-Platense, Tigre-Riestra, River-Racing, San Lorenzo-Independiente Rivadavia, Independiente-Estudiantes y Central-Barracas. Así están los cruces hasta ahora. Es cierto que en la mayoría hay favoritos, pero a partir de cuartos, la cosa cambia.

Por ejemplo, de acuerdo a estos cruces que seguramente se modificarán, Boca debería eliminar a Instituto, pero en cuartos se las vería con el ganador de River-Racing. En ese caso, ¿quién puede arriesgar un vencedor aunque se juegue en la Bombonera?

Hoy Central tiene una llave bastante amistosa, pero quién puede asegurar que no tendría problemas con Argentinos o San Lorenzo en semifinales a pesar de que sería en el Gigante.

El fútbol argentino está lleno de defectos. Repleto. Pero goza de una competitividad que sana casi todos sus males.